domingo, 3 de marzo de 2019

A cara de perro

En mi cabeza suena la música a todo volumen,
cualquier cosa con tal de no pensar.
Las lágrimas se agolpan en mis ojos.
Me miro las manos intentando encontrar la respuesta,
la salida.
Te cambio los miedos por unos bocados.
Y así vamos, sumando golpes.
Derrotas.
¡Joder!

¿Tanto te costaba?
¿Tanto?
Siempre estás igual.
Tonta. Que eres tonta.

Hay que esperar menos.
Saltar más alto.
Que hoy no,
no te voy a querer tanto.

Esta madriguera no tiene ventanas,
no puedo salir corriendo.
Mis palabras. Mi voz.
¿Estoy enloqueciendo?

Nadie puede oírme.
Estoy gritando a pleno pulmón.
Sal.
Va.
Me.

Entonces me paro y comprendo.
Si soy yo la llave...
De mí depende.
Termino sonriendo.

La única forma es coger el arma.
Disparar.
Lo más difícil de aprender a volar
siempre fue dar el primer salto.

La vocecilla que me dice:
para atrás ni para coger impulso.
Y entonces te das cuenta,
las cadenas, un no rotundo.

¿Qué quieres que haga?
Siempre el mismo cuento,
se acabó el camino.

Aquí te dejo mi coraza,
haz con ella lo que quieras.
Y conmigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario