domingo, 17 de marzo de 2019

Hojas de papel

Rozar el cielo con la punta de los dedos
fue siempre el objetivo.
Jamás creímos
que nos llegaríamos a cansar.

Y de repente,
ya sabes,
sin saber cómo ni cuándo,
el destello que te rescata del naufragio.

Lo de siempre:
dejarse llevar suena demasiado bien
y sabe aún mejor.

Así que esta noche solo puedo acordarme de Marwan
y sus dudas entre el calor y el fuego.
El cuerpo que amas,
el cuerpo que te hace arder.

Elegir entre la rutina o el desastre
nunca fue tarea fácil.
No podemos pedir perdón por vivir,
basta ya de ser una mártir.

El brillo en tus ojos
me cuenta que ahora siempre es viernes.
Qué quieres que te diga, amiga mía,
si yo nunca fui de elegir el buen querer.

Lo peor, ya lo sé, el silencio,
por ambas partes.
Cómo vas a contarles,
cómo vas a explicarles.

A ellos. Y a ti.
Cómo le haces entender a tu cabeza
que el corazón se te ha multiplicado,
que no deja de latir.

Ojalá te bastaran mis palabras,
cualquier cosa por verte feliz.
Ojalá pudiera prestarte mis manos,
cortar por lo sano, empezar a soñar.

Rozar el cielo con la punta de los dedos
fue siempre el objetivo.
En otra vida.
Es hora de volar.

miércoles, 13 de marzo de 2019

Cantamañanas

Se ha colado un rayito de sol por la ventana
que viene a contarme que hoy la vida no se acaba.

Estamos corriendo a toda prisa,
no caben más flores en mis manos
y, aún así, recojo cada pétalo,
cada ramo.

Emocionalmente tan fuerte, me dice.
Las heridas cosidas por dentro
no dejan cicatrices
que puedan verse, sentirse.

Pero mejor no me agites
o escucharás el ruido
que hacen los pedazos
de mí.

De sostener tanto,
de callar tanto,
de morir tanto.

Y me pinto la cara sin usar rímel
ni pintalabios.
Porque ni un mal día es posible,
menudo escándalo.

Y se pasan las horas.
Los meses.
Los años.
Y no estás.

Cómo voy a seguir caminando,
cómo voy a encontrar el sendero de vuelta.

Si nunca me fié de las señales,
si nunca creí en nadie.

Coger aire.
Mirarte y decirte:
esta soy yo,
no me claves más cristales.

Si ya no sangro,
si ya no sufro,
si ya no puede hacerme daño...

Acuérdate siempre:
de acero inolvidable,
de carne y hueso solo para ti.

Y el corazón,
por supuesto,
de mimbre.
Y a vivir.

martes, 5 de marzo de 2019

Sinsentido(s)

Hoy he pensado en ti.
Ha sido sin querer.
Sin buscarlo.
Sin pedirlo.

Nos reíamos a carcajadas.
Con sonrisas inocentes
y miradas claras.

Nuestras copas estaban vacías
y mis ojos no podían mirar otra cosa
que no fuera tu boca.

Y yo me preguntaba
cuánto tiempo necesitaría
para arrancarte todos los botones de tu camisa.

Tus dedos y los míos se encontraban,
se tocaban.
Respiro.

Mi mano en tu nuca.
Tu mano en mi espalda.
Suspiro.

Tu lengua. Mi lengua.
Un beso. Otro beso.
Jadeo.

Empiezas a recorrer cada parte de mi cuerpo
y mi piel de gallina arde en deseo.
Me estremezco.

Empiezo a follarte
y tu cuerpo y mi cuerpo se vuelven una constante.
Gimo.

Te siento cerca, dentro, fuerte.
Caliente.
Empiezo a temblar,
no puedo sostenerme...

Hoy he pensado en ti
y al abrir la ojos, un tío quenoséquienera,
pero no eras tú,
se estaba corriendo dentro de mí.

domingo, 3 de marzo de 2019

A cara de perro

En mi cabeza suena la música a todo volumen,
cualquier cosa con tal de no pensar.
Las lágrimas se agolpan en mis ojos.
Me miro las manos intentando encontrar la respuesta,
la salida.
Te cambio los miedos por unos bocados.
Y así vamos, sumando golpes.
Derrotas.
¡Joder!

¿Tanto te costaba?
¿Tanto?
Siempre estás igual.
Tonta. Que eres tonta.

Hay que esperar menos.
Saltar más alto.
Que hoy no,
no te voy a querer tanto.

Esta madriguera no tiene ventanas,
no puedo salir corriendo.
Mis palabras. Mi voz.
¿Estoy enloqueciendo?

Nadie puede oírme.
Estoy gritando a pleno pulmón.
Sal.
Va.
Me.

Entonces me paro y comprendo.
Si soy yo la llave...
De mí depende.
Termino sonriendo.

La única forma es coger el arma.
Disparar.
Lo más difícil de aprender a volar
siempre fue dar el primer salto.

La vocecilla que me dice:
para atrás ni para coger impulso.
Y entonces te das cuenta,
las cadenas, un no rotundo.

¿Qué quieres que haga?
Siempre el mismo cuento,
se acabó el camino.

Aquí te dejo mi coraza,
haz con ella lo que quieras.
Y conmigo.

miércoles, 27 de febrero de 2019

Preferido

Podríamos hablar de cualquier cosa.
Del tiempo.
Que hace.
Que no.
Te veo.
Podríamos hablar,
quéséyo,
que hay sonrisas que pueden salvarte,
que la vida se arregla si empiezo a contarte.
Que no importa ni dónde ni cuándo
si ciento volando.
Solo con quién.
Que te imagino al otro lado
con cara de bobo
pensando, quizás, qué hacer con tanto descaro.
Que te escribo para decirte que hoy también fui cobarde,
que te eché tanto de menos que quise gritarte.
Que no hay carnaval suficiente
para arreglar este desastre.
Y que a veces,
sólo a veces,
pienso en hacer las maletas y huir a encontrarte.

Podríamos hablar de cualquier cosa.
Pero ahora que te tengo delante, que tus ojos me miran por dentro, que mis manos quieren desnudarte y que mi único deseo es detener este momento... Ahora que he empezado a soltarme, cualquier palabra es insuficiente para decirte que contigo ya no hay miedos y que el camino se nos ha llenado de sueños.

Que sí, que podríamos hablar de cualquier cosa, pero ya no me interesa escucharte. Que voy a comerme el mundo y voy a empezar por tu boca.

domingo, 24 de febrero de 2019

Sed de limón

Ahora que me acuerdo de ti
los días en los que ni siquiera llueve,
me doy cuenta de que
nunca he sabido escribir un final.
Ni ponerlo.

Supongo que los hechos
y los días de mierda y cuchara
se encargan de hacerlo por mí.

Y lo veo.
Joder.
¡Claro que lo veo!
Al final no hubo más remedio, ¿eh?
A dónde creíamos que íbamos.
Siempre arrastrando los pies...

Una vez que rozas la locura
tienes que hacer lo más sensato.
Cerrar los ojos.
Dar media vuelta.
Volver por dónde has venido.
(no mirar atrás)

Y aunque nos gustaría,
ya no hay nada que hacer
ahora
que
me
acuerdo
de
ti...

miércoles, 13 de febrero de 2019

Enredadera

Lo más difícil es siempre saber por dónde empezar.
Y cómo.
Cómo.
Como una mecha que no prende,
pero nos puede destrozar.
A ti. Y a mí. Que ya no es tu-yo. Ni mío.
Y así nos me va.
Tengo mucho que contarte, pero ya no nos queda tiempo. Ni espacio. Que compartir.
Y echarte de menos se ha convertido en un periplo sinsentido.
Infinito. Color rubí.
Cómo.
Como este dolor en el que me refugio. Intentando encontrar quéséyo, una respuesta. Una salida.
Quitarme el caparazón y mostrar(te) qué soy. Cobarde.
Cómo hemos llegado hasta aquí. Tan alto. Al borde.
Cómo.
Como una de esas sonrisas tuyas. Como perderme en tus ojos. Como decirte que solamente me encuentro si es contigo.
Como gritarle al tiempo: "si salgo de ésta, derribo el olvido".
Cobarde.
Y nunca es tarde si eres tú quien llega,
quien abre,
quien entra.
Y me dices algo del vino. Pero no puedo escucharte.
He vuelto a echar el pestillo. A asustarme.
Ojalá me quieras libre.
Ojalá me quieras.
Para decirte entonces que nunca es demasiado tarde ni suficientemente lejos.
Que te espero donde siempre,
que no hay quien pare esto.

sábado, 13 de agosto de 2016

Resistiendo

La sonrisa más sincera del día se la he dedicado hoy al chófer del bus
que con su cara de bueno me ha saludado diciendo ¿un día más, eh? (pf, o uno menos).
Una ya no sabe si es mejor estar solo o mal acompañado,
total,
es la misma mierda con distinta cara.

Me doy cuenta de que el egoísmo llena a cada persona
y que en las buenas todo muy bien,
pero en las malas...
a ver quién aguanta como un campeón el chaparrón.

Ya no tenemos a nadie que nos abrace, nos arrope
o nos salve del aguacero en pleno agosto.

Me repito a mí misma que esta es la razón por la que nunca hay que esperar nada de nadie,
pero no se me ocurre forma más triste de vivir que esa.
Así que sumo decepciones a la lista infinita de cosas que algún día acabarán matándome
(o salvándome...).

Buscando el lado positivo, diré que al menos
ha sido un día diez en cuanto a lo de aprender...
aunque estoy cansada, no nos engañemos,
también quiero ganar alguna vez.